Learning by doing
“Lo escucho y me olvido; lo veo y lo
recuerdo; lo hago y lo entiendo”.
Hoy en día, los
alumnos tienen la necesidad de utilizar recursos educativos cada vez más
prácticos, interesantes y motivadores que les permitan asentar mejor las bases
de sus conocimientos. Una posible herramienta para esto es el aprendizaje
experiencial, que se caracteriza por defender que se aprende haciendo.
Los defensores
de esta metodología consideran que “el
alumno debe participar activamente en su propio proceso de
aprendizaje de manera que se vea potenciada su capacidad de aprender a
aprender, comprendiendo la forma de aprendizaje de uno mismo y los procesos que
se requieren para ello” (Rivera, 1996).
Los docentes debemos favorecer que el alumno se involucre
en su experiencia de aprendizaje: él mismo tiene que observar, probar, analizar
y participar en las distintas actividades para poder asimilar los nuevos
conocimientos. Y una forma eficaz de conseguir todo esto es a través del
aprendizaje mediante experiencias. A través de una participación activa, significativa y experiencial es como
los estudiantes pueden construir nuevos y relevantes conocimientos. Como
expresa Ausubel (1976) sólo cuando el
aprendizaje es relevante surge la intención deliberada de aprender.
¿En qué consiste
este aprendizaje mediante experiencias?
Se trata de un método activo
ya que se va a proveer al alumno de experiencias reales en empresas concretas, que
permite a los alumnos acercarse a la
realidad empresarial de su entorno.
Mediante
este método se está experimentando, se están viviendo experiencias, se está
aprendiendo haciendo.
Este modelo supone que para aprender algo se debe trabajar
o procesar la información que se recibe. Pero debemos partir de una experiencia
directa y concreta: experimentando de forma activa con la información recibida.
¿Te has quedado con ganas de saber más sobre esta metodología? Echa un vistazo a este vídeo
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