Aprendizaje emprendedor



“La mayoría de lo que usted escucha hablar sobre emprendedurismo... está equivocado. No es mágico; no es misterioso; y no tiene nada que ver con los genes. Es una disciplina y, como cualquier disciplina, puede aprenderse”  Peter F. Drucker, 1985

A menudo escuchamos la palabra emprendedor y la primera idea que nos viene a la mente es la de una persona que pone en funcionamiento y controla un negocio. Sin embargo, la Real Academia de la Lengua Española define ‘emprendedor’ como aquella persona  que “tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo”, desligando así su significado del mundo empresarial.

Así pues, algunas de las características que definen a los emprendedores son el deseo de lograr sus objetivos, la dedicación para perseguir sus objetivos y anteponerse a los obstáculos, la capacidad de tomar la iniciativa, un fuerte espíritu innovador, una gran creatividad y una fuerte predisposición para la cooperación y el trabajo con los demás. Sin lugar a duda, todas estas características son las que a menudo los docentes tratamos de transmitir a nuestros alumnos.

Las consideraciones de la UNESCO van mucho más allá y establece que desarrollar en la juventud una cultura emprendedora a través de la educación, puede ser un primer paso hacia una estrategia a largo plazo que incrementará la innovación y la creación de empresas (Informe UNESCO and ILO, 2006).

Sin embargo, si tenemos en cuenta los resultados de la encuesta publicada en el informe GEM (Global Entepreneur Monitor) la mayoría de los países de nuestro entorno sugieren que la educación y formación emprendedora que reciben los alumnos durante la etapa escolar es inadecuada e insuficiente. 

­­­Tomando como referencia lo anteriormente expuesto, es necesario que desde el sistema educativo se impulse una mejora la valoración de la cultura emprendedora y se trabaje para transmitir los valores del emprendedor, desechando la visión que se tiene del emprendimiento como un proceso para el enriquecimiento empresarial.





En el caso del sistema educativo español, no ha sido hasta la publicación de la LOMCE (2013) cuando se ha tenido en cuenta la importancia del fomento y desarrollo del espíritu emprendedor en el aula.

De este modo, a través de la implantación de la LOMCE se establece que el fomento del espíritu emprendedor será uno de los objetivos a alcanzar durante la etapa de Primaria, Secundaria, Bachillerato y FP, además de establecer el emprendimiento como uno de los elementos transversales de la práctica docente. Además, con la llegada de esta nueva ley de educación, se establece una asignatura optativa en la ESO denominada ‘Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial’.

Son numerosos los programas que se han desarrollado con el fin de acercar el emprendimiento al aula y facilitar la labor docente. Entre ellos destacan el Proyecto Opeduca o el Programa para Jóvenes Emprendedores de Educaixa. 

Sin duda, el aprendizaje emprendedor es la clave para dotar a los jóvenes de una serie de valores y aptitudes que les ayudará a cimentar las bases de su proyecto de vida. 

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